viernes, 21 de marzo de 2014


José, con María, colaboradores en la obra de Dios realizada en Jesús. El Papa en la audiencia general


«San José Educador» de Jesús fue el tema de la catequesis del Papa Francisco este 19 de marzo. En la audiencia general del miércoles el Obispo de Roma recordó la importante tarea de José y María, que se preocuparon de que a Jesús no le falte lo necesario para un sano desarrollo físico y psicológico, enseñándole también un trabajo. “Ellos se preocuparon de su crecimiento en sabiduría, el santo temor de Dios.” “Finalmente, el crecimiento en gracia, que siendo obra de Dios, tiene en José y María unos grandes colaboradores, pues ellos fueron para Jesús ejemplo de docilidad a su voluntad, a la acción del Espíritu Santo y de una vida de oración y unión con Dios”, puntualizó Francisco.
Resumen de su catequesis y saludo del Papa en nuestro idioma
Queridos hermanos y hermanas:
En esta catequesis deseo hablar de san José como educador de Jesús. Efectivamente, nos dice la Escritura que José acompaña el crecimiento de Jesús «en sabiduría, estatura y gracia». Estas tres dimensiones guiarán nuestra reflexión. En primer lugar, José y María se preocupan de que a Jesús no le falte lo necesario para un sano desarrollo físico y psicológico. Lo defienden en los duros días de la huida a Egipto, amenazados por Herodes. Le enseñan también un trabajo, siendo después conocido como el hijo del carpintero. En segundo lugar, José y María se preocupan de su crecimiento en sabiduría, el santo temor de Dios, enseñándole a escuchar las Sagradas Escrituras, llevándolo a la Sinagoga los sábados. Así, a los 12 años, lo encontramos en el templo discutiendo con los doctores. Finalmente, el crecimiento en gracia, que siendo obra de Dios, tiene en José y María unos grandes colaboradores, pues ellos fueron para Jesús ejemplo de docilidad a su voluntad, a la acción del Espíritu Santo y de una vida de oración y unión con Dios. Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, México, Ecuador, Argentina y otros países latinoamericanos. Invito a todos a pedir al Señor, por intercesión de san José, por los padres, los educadores y los sacerdotes, para que, a ejemplo del Santo Patriarca, puedan acompañar el crecimiento de sus hijos y discípulos en sabiduría, estatura y gracia. Muchas gracias.
Traducción completa del texto de la catequesis del Papa en español
SAN JOSÉ EDUCADOR
Queridos hermanos y hermanas, buenos días:
Hoy, 19 de marzo, se celebra la fiesta de San José, Esposo de María y Patrono de la Iglesia Universal. Así que dedicamos esta catequesis a él, que merece toda nuestra gratitud y devoción por como fue capaz de custodiar a la Virgen Santa y al Hijo Jesús. Ser custodio es el sello distintivo de José, es su gran misión, ser custodio.
Hoy me gustaría retomar el tema de la custodia de acuerdo con una perspectiva particular: la perspectiva de la educación. Echemos un vistazo a José como el modelo del educador, que custodia y acompaña a Jesús en su camino de crecimiento “en sabiduría, edad y gracia”, como dice el Evangelio. Él no era el padre de Jesús: el padre de Jesús era Dios, pero él le hacía de papá a Jesús, le hacía de padre para hacerlo crecer. Y ¿cómo lo ha hecho crecer? En sabiduría, edad y gracia.
Empecemos por la edad, que es la dimensión más natural, el crecimiento físico y psicológico. José, junto con María, se encargaron de Jesús, sobre todo, desde este punto de vista, es decir, lo “criaron”, preocupándose de que no le faltara nada de necesario para un desarrollo saludable. No hay que olvidar que el cuidado atento y fiel de la vida del niño también dio lugar a la huida a Egipto, la dura experiencia de vivir como refugiados -José ha sido un refugiado con María y Jesús- para escapar de la amenaza de Herodes. Luego, una vez de vuelta a casa y establecidos en Nazaret, hay todo el largo período de la vida de Jesús en su familia. En aquellos años, José enseñó también a Jesús su trabajo, y Jesús ha aprendido a hacer el trabajo carpintero con su padre José. Así José ha criado a Jesús
Pasemos a la segunda dimensión de la educación que es la de la “sabiduría. José fue para Jesús ejemplo y maestro de esta sabiduría, que se nutre de la Palabra de Dios. Podemos pensar en cómo José educó al pequeño Jesús a escuchar las Sagradas Escrituras, en especial acompañándole el sábado a la sinagoga de Nazaret. Y José lo acompañaba para que Jesús escuchara la palabra de Dios en la sinagoga.
Y, por último, la dimensión de la “gracia”. Dice siempre San Lucas refiriéndose a Jesús: “La gracia de Dios estaba sobre él” (2,40). Aquí, sin duda, la parte reservada a San José es más limitada respecto a los temas de la edad y de la sabiduría. Pero sería un grave error pensar que un padre y una madre no pueden hacer nada para educar a sus hijos a crecer en la gracia de Dios. Crecer en edad, crecer en sabiduría, crecer en gracia. Este es el trabajo que ha hecho José con Jesús: hacerlo crecer, en estas tres dimensiones, ayudarlo a crecer.
Queridos hermanos y hermanas, la misión de San José es sin duda única e irrepetible, porque Jesús es absolutamente único. Y sin embargo, en su custodia a Jesús, educándolo a crecer en edad, sabiduría y gracia, él fue un modelo para todos los educadores, especialmente para cada padre. San José es el modelo del educador y del papá, del padre. Así que encomiendo a su protección a todos los padres, los sacerdotes -que son padres, ¡eh!- y los que tienen un papel educativo en la Iglesia y en la sociedad.
En modo particular quisiera saludar hoy, en el día del papá, a todos los padres, a todos los papás: ¡los saludo de corazón!
Veamos: ¿hay algunos papás en la plaza? Levanten la mano los papás, pero ¡cuántos papás! ¡Felicidades, felicidades en su día!
Pido para ustedes la gracia de estar siempre muy cerca de sus hijos, dejándolos crecer, pero de estar muy cercanos, ¿eh? Ellos tienen necesidad de ustedes, de su presencia, de su cercanía, de su amor. Sean para ellos como San José: custodios de su crecimiento en edad, sabiduría y gracia. Custodios de su camino, educadores. Y caminen con ellos. Y con esta cercanía serán verdaderos educadores. Gracias por todo lo que hacen por su hijos, ¡gracias! Y a ustedes tantas felicidades y buena fiesta del papá, a todos los papás que están aquí, a todos los papás.
Que San José los bendiga y los acompañe.
También algunos de nosotros hemos perdido al papá, se ha ido, el Señor lo ha llamado; tantos que están en la plaza no tienen a su papá. Podemos rezar por todos los papás del mundo, para los papás vivos y también por aquellos difuntos y por los nuestros, y podemos hacerlo juntos, cada uno recordando a su papá, si está vivo o está muerto. Y recemos al grande Papá de todos nosotros, el Padre, un Padre nuestro por nuestros papás: Padre nuestro…
¡Y tantas felicidades a los papás!

El Papa reza en el día de San José por todos los papás del mundo

2014-03-19
 El Papa Francisco dedicó la catequesis de la Audiencia General a San José. El Papa explicó que San José custodió y acompañó el crecimiento de Jesús "en sabiduría, estatura y gracia”. El Papa felicitó a todos los papás del mundo y rezó un Padrenuestro por ellos, tanto por los vivos como los han fallecido.

RESUMEN DE LA CATEQUESIS DEL PAPA

Queridos hermanos y hermanas:

En esta catequesis deseo hablar de san José como educador de Jesús. Nos dice la Escritura que José acompaña el crecimiento de Jesús «en sabiduría, estatura y gracia». Estas tres dimensiones guiarán nuestra reflexión. En primer lugar, José y María se preocupan de que a Jesús no le falte lo necesario para un sano desarrollo físico y psicológico. 

Lo defienden en los días duros de la huida a Egipto, amenazados por Herodes. Le enseñan también un trabajo, siendo después conocido como el hijo del carpintero. En segundo lugar, José y María se preocupan de su crecimiento en sabiduría, y lo levvan a la Sinagoga los sábados. 

Finalmente, el crecimiento en gracia, que siendo obra de Dios, tiene en José y María unos grandes colaboradores, pues ellos fueron para Jesús ejemplo de docilidad a su voluntad, a la acción del Espíritu Santo y de una vida de oración y unión con Dios. 

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, México, Ecuador, Argentina y otros países latinoamericanos. Invito a todos a pedir al Señor, por intercesión de san José, por los papás, los educadores y los sacerdotes, para que, a ejemplo del Santo Patriarca, puedan acompañar el crecimiento de sus hijos y discípulos en sabiduría, estatura y gracia. Muchas gracias. 

miércoles, 19 de marzo de 2014





HE AQUÍ MI ESPOSO A JOSÉ 


"Mis amados hijos, se ven hasta el día de mi castísimo esposo José, ejemplo para todos ustedes con el fin de seguir el propósito de Dios con el amor, la pureza, la fe y la perseverancia. 

Durante la vida era para mí casto y fiel esposo, cariñoso colaborador valioso en la custodia del Niño Jesús; equipadas para que nunca En carecía de los medios necesarios para nuestro trabajador la existencia humana, justa y fuerte en el cumplimiento diario del deber que le ha confiado el Padre Celeste. 

Cómo ser querido y visto todos los días el admirable crecimiento de nuestro divino Hijo Jesús! 

Y Jesús le correspondía con afecto filial y profunda, escuchando a él y obedecerle, y cómo consolado y ayudado! También en vosotros, queridos hijos, yo quiero ver florecer las virtudes que hicieron José tan perfecto en el cumplimiento de su designio providencial. 

Imitar su silencio, su acecho necesario en estos tiempos en que es posible cumplir el plan que te confié. 
Vivir en rumores de distancia y gritos, gritos y el alboroto que siempre más le rodea. Preservar la tranquilidad interior en una tranquila conversación con Jesús y con su Madre Celestial. Imitar a mi amado esposo José en su humilde y fiel oración, el trabajo agotador, la paciencia y su gran bondad. 

A partir de hoy, junto con José, con nuestro Divino Niño Jesús, te animamos y te bendecimos ". 

(Mensaje de Nuestra Señora al Padre Gobbi, 19 de marzo de 1984)





Oh Dios, por el inefable Providencia, Vos se dignó a elegir San José como esposo de Su Santísima Madre, concédenos, te rogamos, que merecen tener el intercesor en el cielo a quien veneramos San José en la tierra como protector. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. 

San José, a quien Dios le confió el cuidado de la Sagrada Familia, la sed, te lo pedimos, Padre, protector de nuestra familia, y nos conceda la gracia de vivir y morir en el amor de Jesús y María! San José, ruega por nosotros! 

O Glorioso San José, que se le dio el poder para hacer posibles las cosas humanamente imposibles, ven en nuestra ayuda en las dificultades en las que nos encontramos. Toma bajo tu protección importante porque confiamos en usted, que no tiene una solución favorable. 

Glorioso San José, digno de estar entre los santos venerados, amada e invocada con especial cariño la perfección de sus virtudes, su eminencia de la gloria y el poder de su intercesión ante la Santísima Trinidad, yo te lleve a mi abogado hoy, para mi protector y padre, propongo firmemente mí nunca olvidaré que, respetarte todos los días que Dios me da. En todas mis acciones, me visto con Jesús y María y yo favorecei en la muerte. No dejéis, por misericordia. Amén.


- A medida que creció y creció más fuerte en mí la oración el deseo. Todo lo que quería saber. Todavía tengo las devociones que aprendí en mi infancia, como: Acuérdate, oh purísima Virgen María, oh Señora mía, oh Madre mía, que ofrece las obras del día - Te ofrezco, Dios mío - oración al Ángel Guarda Oración a San José y varias jaculaciones. - Beata Alejandrina




SAN JOSÉ 

Nazaret, Israel.  Padre

Significa Dios proverá Esposo de la Virgen María, padre putativo de Jesús. Patrono de la familia, patrono de la Iglesia Universal, patrono del trabajo y los obreros, patrono de América, China, Canadá, Corea, México, Austria, Bélgica, Bohemia, Croacia, Perú y Vietnam. 


Oh, San José, vos, sois el hijo del Dios
de la vida, su amado santo y por designio
Divino, Esposo de Nuestra Señora, la Virgen
María. Dios, en su infinito amor, a vos,
confió sus dos más preciosos tesoros: Jesús
y María. Vos, descendíais de la familia
de David y la devoción a vos, propagada ha
sido por San Vicente Ferrer, Santa Brígida,
San Bernardino de Siena, San Francisco de
Sales y Santa Teresa, que, curada milagrosamente
fue por vos. Decía ella: “Otros santos parece
que tienen especial poder para solucionar
ciertos problemas. Pero a San José le ha
concedido Dios un gran poder para ayudar en
todo”. Durante cuarenta años, cada año en
la fiesta de San José le he pedido alguna
gracia o favor especial, y no me ha fallado
ni una sola vez. Yo les digo a los que me
escuchan que hagan el ensayo de rezar con fe
a este gran santo, y verán que grandes frutos
van a conseguir”. Vos, erais un hombre justo,
un verdadero santo, por ello actuasteis
como tal. Vos, soñasteis que el hijo que
iba María a tener, obra era, del Espíritu
Santo y que podíais casaros tranquilamente
con Ella, que fiel totalmente era. Y, así lo
hicisteis. En vuestro sueño segundo, en
Belén, un ángel os comunicó que Herodes
buscaba al Niño Jesús para matarlo, y que
debía salir a Egipto huyendo. Y, vos os
levantasteis a medianoche y con María
y el Niño os fuisteis a Egipto. En vuestro
tercer sueño, en Egipto, el ángel os comunicó
que ya había muerto Herodes y que podían
volver a Israel. Y, así también lo hicieron.
 
Hoy, la Iglesia Católica, mucho venera,
vuestros cinco dolores, pero a cada dolor,
le correspondió una inmensa alegría que
Nuestro Señor os envió: El dolor primero,
nacer ver al Niño Jesús en una pobre cueva,
en Belén. A este dolor correspondió la alegría
de ver y oír a los ángeles y pastores llegar
a adorar al Divino Niño, y luego la visita
de los Magos reyes, con oro, incienso y mirra.
 
El dolor segundo, el día de la Presentación
del Niño en el Templo, al profeta Simeón
oir anunciar que Jesús causa sería de división
y que, muchos en su contra irían y que, por
esa causa, un puñal de dolor atravesaría el
corazón de María. A este dolor, le correspondió
la alegría de oír al profeta anunciar que,
Jesús sería la luz que, a todas las naciones
iluminaría, y la gloria del pueblo de Israel.
 
El dolor tercero, a Egipto la huida. A esta
pena, le tocó la alegría de ser, recibido muy
bien por sus paisanos en Egipto y el gozo de
crecer ver tan santo y hermoso al Divino Niño.
 
El dolor cuarto, la pérdida del Niño Jesús
en el Templo y la angustia de buscarlo por
tres días. A este sufrimiento, le siguió la
alegría de encontrarlo sano y salvo y de tenerlo
en casa, hasta los treinta años y verlo crecer
en edad, sabiduría y gracia ante Dios y ante
los hombres. El quinto dolor, la separación
de Jesús y de María al llegarle la hora de
morir. A este dolor, la alegría, la paz y el
consuelo le siguió de acompañado morir de los
dos seres más santos de la tierra: Jesús y María.
 
Oh, San José, del silencio santo, Patrono Santo
de la muerte, Patrono de los que viven la
interior vida y Patrono de la Iglesia toda;
oh, San José, “divino corredentor de la luz”.
© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado.



SAN JOSÉ
 
Afirma Santo Tomás de Aquino que "hay tres cosas que Dios no podría haber hecho más sublimes de lo que son: la Humanidad de Nuestro Señor Jesucristo, la gloria de los elegidos y la incomparable Madre de Dios, de quien se dice que Dios no pudo hacer ninguna madre superior. Podéis acrecentar una cuarta cosa, en loor de San José. Dios no pudo hacer un padre más sublime que el Padre adoptivo del Hombre-Dios".
A lo que agrega el melifluo San Bernardo: "Ya que todo lo que pertenece a la esposa pertenece también al esposo, podemos pensar que José puede distribuir como le parezca los ricos tesoros de gracia que Dios confió a María, su casta Esposa".
"Además, en el transcurso de los años pasados en Nazaret, Jesús colmó el corazón de San José con ternura de amor tal como jamás ningún padre creado la sintió ni sentirá, 'no sólo - como dice el Padre Huguet- para que José lo pudiese amar como Hijo, sino para que pudiese amar a todos los hombres como a sus hijos, pues, del mismo modo que todos somos hijos de María, así lo somos también de San José. (...) Y después de la devoción a la Santísima Virgen, nada hay más agradable a Dios ni más provechoso para nuestras almas que la devoción al santo Patriarca San José'".
"Habiéndosele concedido a Santa María Magdalena de Pazzis una de las más gloriosas Santas hijas de Nuestra Señora del Escapulariocontemplar en un éxtasis la gloria de San José, exclamó: 'José, unido como está a Jesús y a María, es como una estrella resplandeciente que protege a las almas que bajo el estandarte de María, traban la batalla de la vida'".
"Cuando Santa Teresa fundó el primer monasterio de la Reforma del Carmelo, le dijo Nuestro Señor: 'Deseo que sea dedicado a San José y lleve su nombre. Este santo guardará una de las puertas y la Santísima Virgen la otra y Yo estaré entre vosotras'".
"Otra vez, se encontraba Santa Teresa en una sencilla iglesia de los Padres Dominicos, cuando sintió que alguien le colocaba sobre los hombros un hermosísimo manto. Durante unos instantes, no vio quién se lo ponía, pero poco después reconoció a la Santísima Virgen y a Su bendito Esposo San José. La Santa experimentó en su corazón una gran alegría. María habló y mientras Santa Teresa escuchaba esa voz celestial, tuvo la impresión de apretar en su mano la de la Virgen. 'Estoy tan satisfecha de que lo hayas consagrado a San José [a su primer convento de la reforma carmelitana] que puedes pedir lo que quieras para tu convento, con la certeza absoluta de que lo recibirás'. Los dos Santos Esposos colocaron entonces en las manos de Teresa una piedra preciosa de gran valor y dejaron a la Santa inundada de la más pura alegría y del más ardiente deseo de ser enteramente consumida por la fuerza del amor divino".
"Un día, al salir de su monasterio, dos religiosos carmelitas encontraron a un venerable anciano que avanzaba en dirección a ellos. Se puso entre los dos y les preguntó de dónde eran. El mayor respondió que eran Carmelitas.
Padre preguntó entonces el desconocido- ¿por qué vosotros, los Carmelitas, tenéis tanta devoción a San José?
El religioso dio varias razones, subrayando principalmente que Santa Teresa había tenido esa devoción y la había inculcado en aquellos que la siguieron. Cuando el padre terminó de hablar, el desconocido dijo:
-'Hacedme caso y tened a San José la misma devoción que tuvo Santa Teresa; todo cuanto le pidiereis, lo alcanzaréis'.
Y diciendo esto, desapareció".
No me acuerdo hasta ahora, decía Santa Teresa, de haberle suplicado cosa a San José que haya dejado de hacer.
Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este Bienaventurado Santo.
No he conocido de persona que deveras le sea devoto que no la vea más aprovechada en virtud, porque aprovecha en gran manera a las almas que a él se encomiendan.
Sólo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no lo creyere y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción.

19 de Marzo: San José



Martirologio Romano: Solemnidad de san José, esposo de la bienaventurada Virgen María, varón justo, nacido de la estirpe de David, que hizo las veces de padre al Hijo de Dios, Cristo Jesús, el cual quiso ser llamado hijo de José y le estuvo sujeto como un hijo a su padre. La Iglesia lo venera con especial honor como patrón, a quien el Señor constituyó sobre su familia.

Las fuentes biográficas que se refieren a san José son, exclusivamente, los pocos pasajes de los Evangelios de Mateo y de Lucas. Los evangelios apócrifos no nos sirven, porque no son sino leyendas. “José, hijo de David”, así lo llama el ángel. El hecho sobresaliente de la vida de este hombre “justo” es el matrimonio con María. La tradición popular imagina a san José en competencia con otros jóvenes aspirantes a la mano de María. La elección cayó sobre él porque, siempre según la tradición, el bastón que tenía floreció prodigiosamente, mientras el de los otros quedó seco. La simpática leyenda tiene un significado místico: del tronco ya seco del Antiguo Testamento refloreció la gracia ante el nuevo sol de la redención.

El matrimonio de José con María fue un verdadero matrimonio, aunque virginal. Poco después del compromiso, José se percató de la maternidad de María y, aunque no dudaba de su integridad, pensó “repudiarla en secreto”. Siendo “hombre justo”, añade el Evangelio -el adjetivo usado en esta dramática situación es como el relámpago deslumbrador que ilumina toda la figura del santo-, no quiso admitir sospechas, pero tampoco avalar con su presencia un hecho inexplicable. La palabra del ángel aclara el angustioso dilema. Así él “tomó consigo a su esposa” y con ella fue a

Belén para el censo, y allí el Verbo eterno apareció en este mundo, acogido por el homenaje de los humildes pastores y de los sabios y ricos magos; pero también por la hostilidad de Herodes, que obligó a la Sagrada Familia a huir a Egipto. Después regresaron a la tranquilidad de Nazaret, hasta los doce años, cuando hubo el paréntesis de la pérdida y hallazgo de Jesús en el templo.

Después de este episodio, el Evangelio parece despedirse de José con una sugestiva imagen de la Sagrada Familia: Jesús obedecía a María y a José y crecía bajo su mirada “en sabiduría, en estatura y en gracia”. San José vivió en humildad el extraordinario privilegio de ser el padre putativo de Jesús, y probablemente murió antes del comienzo de la vida pública del Redentor.

Su imagen permaneció en la sombra aun después de la muerte. Su culto, en efecto, comenzó sólo durante el siglo IX. En 1621 Gregorio V declaró el 19 de marzo fiesta de precepto (celebración que se mantuvo hasta la reforma litúrgica del Vaticano II) y Pío IX proclamó a san José Patrono de la Iglesia universal. El último homenaje se lo tributó Juan XXIII, que introdujo su nombre en el canon de la misa.

miércoles, 5 de marzo de 2014

San José probado por Dios


Dios prueba precisamente a los suyos, a los amigos, lleva a cabo la prueba con los que le sirven con corazón limpio y generoso: Hijo mío, si te acercas a servir a Dios, prepárate para la prueba (Ecli 2,1), para la tentación. Y Dios pruebe a los suyos no para hacerles caer sino para enriquecerlos. Y es que Dios tiene confianza en sus amigos, sabe que no le van a traicionar. Fue tentado Abraham, el padre de los creyentes., fue tentado Moisés. el amigo de Dios que hablaba con él boca a boca, fue tentado Job, el hombre integro y temeroso de Dios, el justo, y fue tentado Jesucristo. A los que más ama, más manda de sufrimientos y trabajos, mirad a su Hijo, mirad a su madre, mirad a san José.Uno de los aspectos de la Cuaresma es que es tiempo de reflexionar sobre la realidad de que Dios prueba a los suyos, a sus hijos. Tenemos el ejemplo de su Hijo queridísimo Jesucristo que, como dice el evangelista Mateo: Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo (Mt 4,1). Jesucristo es el paradigma, el ideal de todos los hijos de Dios.


Sí, es el caso de San José, el hombre justo, el íntegro, recto y bueno, el santísimo José, el más santo de todos los santos y con un rato largo. Y fue probado dura y despiadamente: la prueba de la situación que se creó en su espíritu al descubrir la preñez de su amadísima esposa. Le metió el Señor en una noche oscura profunda y negrísima: ¿qué hago? ¿qué será de mi matrimonio? ¿estoy de más junto a mi esposa? ¿debo renunciar a María? “el amor tan grande a su esposa tenía a José el corazón hecho una cosa con ella. Y haberla de dejar era arrancársele las entrañas y partírsele el corazón” (San Juan de Ávila). La medida del dolor es el amor, piaban las horas y la luz no amanecía. La noche era cerrada…

La prueba de la huida a Egipto: Rápido, vete a Egipto. Déjalo todo… buscan la vida de tu hijo. Y sin pérdida de tiempo toma a María su mujer con el niño y, confiado solamente en la providencia y en la ayuda de Dios se pone en camino a un lugar desconocido.

La prueba de la pérdida del Niño en Jerusalén.¡Qué tres día de angustia y dolor. Él que amaba tan intensa y entrañablemente a su Hijo. Muy angustiado la buscaban, dice San Lucas.

San José ante la prueba no adopta una postura de resignación pasiva absurda, sino la de una aceptación pacífica y serena ante el dolor. ¿Acaso se resigna uno a ser amado? Y la prueba de Dioses amor. San José sabe que el dolor, la pruebe es una parte y un aspecto de la vida tan importante y rica como las mejores alegrías y tan necesaria para alcanzar la plenitud de la vida humana y divina que sin ella no se alcanza. El que no es probado ¿qué sabe?

Kierkegaard escribe: Los pájaros en las ramas, los lirios en el campo, el ciervo en el bosque, el pez en el mar, e innumerables gentes felices están cantando en este momento: ¡Dios es amor1. Pero a la misma hora está también sonando la voz de los que sufren y son sacrificados y esta voz, en tono más bajo, repite igualmente: ¡Dios es amor! 

Alguien ha escrito que nada nos hace tan grandes como un gran dolor. El dolor fortifica el alma, el dolor es el crisol que afina y purifica el oro del alma. Un poeta lo dijo así de bellamente: El alma que no conoce el dolor es como un iglesia sin bendecir.

San Josñe sabe que Duos todo lo hace por amor, porque es AMOR, para bien de sus amigos. Sabe que Dios no abandona a los suyos en medio de la prueba, que mira la angustia de los probados y escucha sus gritos: si el afligido clama al Señor, él lo escucha y lo libra de sus ansias, que se acuerda de su amistad con ellos y por su gran amor trueca la prueba en consolación. Él sabe, mucho mejor que San Juan de la Cruz, que la prueba es una merced que Dios hace a sus amigos por haber sido fieles con él, para hacerles mejores, como a Job y Tobías.

Y, aunque este saber no quita ni disminuye el dolor. El martirio da fuerza, paciencia y gracia y la prueba acaben consolación. Cuál no fue la de San José cuando el ángel le dice en su noche oscura. No temas tomar a María tu mujer en tu casa, porque lo que hay en ella es del Espíritu Santo, cuando vuelve de Egipto a su tierra de Israel, cuando encuentran al Hiño en el templo en medio de los doctores de la Ley. El Señor, según su acostumbrada e inefable misericordia envía siempre y a su tiempo el socorro y la gracia. La está enviando a lo largo de la prueba. El sufrimiento es le hilo con que se ha tejido y se teje la tela de la alegría. .

P. Román Llamas, ocd


El rey Luis XIV consagra Francia a San José Conocemos el Voto de Luis XIII (rey de Francia), consagrando su país a la San...