jueves, 22 de mayo de 2014

San José Modelo de trabajadores


 

  Ya el Papa León XIII en su encíclica Quamquam pluries (Aunque muchas veces del 15 de agosto, fiesta de la Asunción de María, de 1889 sobre la devoción a san José, hace una llamad a los trabajadores, invitándoles a mirar y acudir a San José. “en cuanto a los trabajadores, artesanos y personas de menor grado su recurso a san José es un derecho especial y su ejemplo está para su particular imitación. Pues José, de sangre real, unido en matrimonio a la más grande y santa de las mujeres y considerado el padre de Dios, pasó su vida trabajando y ganó con las fatigas del artesano el necesario sustento para su familia. Es, entonces, cierto que la condición de los más humildes no tiene nada en sí de vergonzoso y el trabajo del obrero no solo no es deshonroso, sino que, si lleva unida a sí la virtud, puede ser singularmente ennoblecido.” (n 4).
            Por medio de estas consideraciones los pobres y aquellos que viven con el trabajo de sus manos han de ser de buen corazón y aprender a ser  justos…Que los pobres, entonces, si han de ser sabios no confían en las promesas de los hombres sediciosos, sino más bien en el ejemplo y patrocinio del bienaventurado José y en la maternal caridad de la Iglesia que cada día tiene mejor comprensión con ellos” (n 5).
            Llamada que luego harán otros Papas, sobre todo Pío XII, que instituyó el 1 de mayo de 1955 la fiesta de San José Obrero, en el día del trabajo, y dijo a los obreros reunidos en la Plaza de san Pedro en aquellos momentos: : “el humilde obrero de Nazaret además de encarnar  delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual, sea también el próvido guardián de vosotros y de vuestras familias”.Y las llamadas de los dos últimos Papas, recién canonizados el 27 de abril de 2014, en el domingo de la misericordia.
Cuando hablo de trabajadores me refiero a toda clase de trabajos, porque el trabajo es inherente a la naturaleza humana. Cuando Dios creo al hombre y le puso en el jardín del Paraíso, le dijo que le ponía allí para que lo trabajase y o cultivase (Gen 2,15) Y después del pecado le dice que tiene que trabajar la tierra, porque con el sudor de su frente tiene que comer el pan (Gen 3,19). Y más tarde dirá San Pablo a los fieles de Tesalónica que “él no comió de balde el pan de nadie, sino que día y noche con fatiga y cansancio trabajó para no ser gravoso a ninguno y que cuando estaba entre ellos les mandaba esto: si alguno no quiere trabajar que tampoco coma. A los que no trabajan les exhortamos por nuestro Señor Jesucristo que trabajen para comer su propio pan” .(2Tes 3,9-11).
Es el trabajo que se realiza en el campo, en la casa, en el taller, en la fábrica,  en la oficina… De todo este trabajo es modelo san José. Y es que, como escribe San Juan Pablo II: “el trabajo es una experiencia cotidiana de amor en la vida de la familia de Nazaret” (RC 22), y la familia de Nazaret el el ideal modélico de las familias de toda la tierra.
San José es modelo de los trabajadores en primer lugar porque trabajaba realmente en el oficio de carpintero; “palabra, dice San Juan Pablo II, que abarca toda la vida de san José” (RC 22). La primera condición del trabajador es que rinda en el trabajo, que trabaje, que aproveche la máximo el tiempo del trabajo. San José es la más alta expresión del nuevo enseñamiento que nos trae Jesús, que al hacerse en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado, asumió, consiguientemente, el trabajo y lo santificó, que para eso asumió la naturaleza humana para redimirla y santificarla en todas sus dimensiones. Y por eso san José es el más grande ejemplo para los trabajadores. No es ejemplo de vagos, holgazanes o pasotas ni de los que dejan el trabajo para los demás. San José trabajó, se consagró de lleno al trabajo, porque esa era para él la voluntad del Padre del cielo, sudó e hizo, sin duda, muchas horas extra
.  San José no pedió un minuto de trabajo. San Juan XXIII escribe de si mismo: “uno de mis defectos principales es no haber encontrado todavía la justa medida del tiempo, Debo hallar el modo de hacer muchas cosas en poco tiempo; a este respecto pondré gran cuidado en no perder ni un solo minuto en cosas inútiles, como conversaciones sin una finalidad concreta, etc.”( En los ejercicios espirituales del 1 al 7 de septiembre de 1907 (fue ordenado en 1904), DA). Y en los ejercicios de  del 13 al 19 de octubre de 19 17 escribió:” Pero si el Señor quiere estoy dispuesto a esto (las muchas cosas que le ha encomendado la obediencia) y más. El descanso llegará en el cielo. Estos son los años del esfuerzo. El Señor Obispo me da ejemplo de trabajar más que yo. He de ser escrupuloso en no perder nunca ni un minuto de tiempo” (DA)..
Si esto dice de si mismo un santo, por grande que sea, que no diría y haría san José santísimo, inmensamente más santo que todos los demás santos por su condición de esposo de María y padre virginal de Jesús. San José no perdía ni un solo minuto de trabajo Modelo prefecto de traba para  los trabajadores.. 
San José es modelo de trabajadores porque si Jesús redimió el trabajo es a través de san José. Jesús, el artífice del  universo, “ha trabajado verdaderamente con manos de hombre” (GS,22), santificando directamente el trabajo, y lo ha hecho en la carpintería de san José, estando sujeto a él (Lc 2,5), Este sometimiento, esta obediencia de Jesús a José se comprende como participación en el trabajo  de José. “El que era llamado hijo del carpintero, había aprendido el trabajo de su padre putativo. Si la familia de Nazaret en el orden de la salvación y de la santidad es ejemplo y modelo para las familias humanas, lo es también análogamente el trabajo de Jesús al lado de José, el carpintero”(Rc 22).
            “El trabajo humano y, en particular, el trabajo manual encuentran en el Evangelio un significado  especial”. El trabajo manual era muy valorado en la Palestina de los tiempos de Jesús. Hasta los Rabinos, los maestros tenían que ejercer un oficio manual: panadero, sastre, carpintero…San Pablo aprendió el arte de curtir pieles, y con su ejercicio ganaba el sustento de cada día y no tenía que ser gravoso a nadie.
“Junto con la humanidad del Hijo de Dios, el trabajo ha formado parte del misterio de la Encarnación y también ha sido redimido de un modo particular, Gracias al banco de trabajo en el que ejerció profesión (de carpintero) con Jesús, José acercó el trabajo humano al misterio de la redención (RC 22).
“Mediante el ejercicio de la paternidad, José coopera, en la plenitud de los tiempos,  en el gran misterio de la redención y es verdaderamente ministro de la salvación” (RC 8) y un aspecto de este ejercicio de la paternidad es precisamente el trabajo y enseñar a su hijo un trabajo –el padre que no enseña un oficio a su hijo le hace ladrón- (Dicho judío), y en concreto el oficio de carpintero.
Cristo ha redimido al hombre en su totalidad, cuerpo y alma y  ha llevado a cabo esta redención mediante su actividad humano-divina, pues su solidaridad con los hombres ha sido total, hasta se ha hecho pecado, sin haber pecado (2Cor 5,2). Ahora bien, después de María ninguno ha estado más cerca a las manos de José, a  su voluntad, a su corazón, a su muerte  que José. Pío XII, propone el ejemplo de san José en el trabajo a los trabajadores, subrayando justamente que san José es el santo que ha sido más penetrado por el espíritu del Evangelio. Y este espíritu fluye realmente del corazón del Hijo de Dios, de Jesús en todos los hombre y “con toda certeza ningún trabajador ha sido jamás tan perfecta y profundamente penetrado y poseído de ese espíritu de Cristo como su padre putativo que convivió con él en la más estrecha intimidad y comunión de vida y de trabajo”. De ahí la invitación del Papa a los trabajadores: Si queréis estar cerca de Cristo id a José.
Este humilde artesano de Nazaret que con su vida escondida y silenciosa ha contribuido al crecimiento robusto y lleno de sabiduría de Jesús, sigue siendo el ejemplo destacado de que no es la diferencia de de actividad la que hace grande  al hombre sino que es el hombre el que hace grande lo que hace, mediante su nobleza de alma y el ejercicio de virtudes auténticas”, “El primer fundamento del valor del trabajo es el hombre mismo” (San Juan Pblo II en Laborem exercens).
Entre tantas actividades posibles, la Sabiduria de Dios escogió para su Hijo la del trabajo manual y confió la educación del mismo no a los sabios, sino a un humilde artesano. Dios Padre ha querido que su Hijo Jesús creciese  en la escuela de José, en la familia de Nazaret, donde el trabajo era considerado no como fuente de riqueza sino como expresión de amor. “Expresión cotidiana de este amor en la vida de la familia de Nazaret es el trabajo” (RC 22).
San José es modelo de los trabajadores porque todo su trabajo, sin perder un minuto, lo llevó a cabo con abismos de amor que el Espíritu Santo había derramado en su corazón Y Dios no mira la materialidad de las obras que se hacen, sino el amor con que se hacen. Y porque lo realizaba con abismos de amor se entregó de lleno al trabajo que para él era la expresión de la voluntad del Padre del cielo. Porque lleva a cabo el trabajo con abismos de amor convierte el trabajo en una oración continua, porque lo que prima en el trabajo es el amor y la oración es trato de amor, es un trata de amistad, estando tratando  con quien sabemos nos ama, es un diálogo de amor y San José estaba en el trabajo en un diálogo continuo de amor con Dios Padre y con Dios Hijo cuando le enseña el oficio de carpintero y cuando trabaja con él, porque Dios es el Hijo  como le dijo el ángel cuando le anuncia que tiene que poner al hijo nacido de María el nombre de  Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados, y, sin duda, ha comentado más de una vez con sus esposa la Virgen María las palabras que le dijo el ángel el día de la Anunciación acerca  el hijo que nacería de su seno: será grande y será llamado hijo del Altísimo… reinará sobre la casa de Jacob por los siglos de los siglos y su reino no tendrá fin (Lc 1,32-33). José vive en contacto continuo con Jesús el Salvador del mundo. Amor y amistad es lo que vive en el trabajo con él y con María, su esposa. El trabajo es expresión cotidiana de amor en esa familia santa. San José es una oración continua en su trabajo y ejemplar para los trabajadores y para todos.
Porque el trabajo de José es expresión de amor cotidiana no conoce  ni la tristeza ni el desánimo; siempre alegre, jubiloso y complaciente.
Porque su trabajo es experiencia de amor cotidiano es el mejor ejemplo y la más eficaz ayuda para los trabajadores, porque el sumo y más eficaz servicio ante Dios que podemos ofrecer a los demás y por los demás es el de un amor limpio, generoso y sacrificado, a imitación de San José.

                                               P. Román Llamas,ocd  

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